Obtención del color deseado en el tiraje
El producto impreso llega al final del ciclo productivo en el que unas 125 variables (tintas, papel, planchas, mantillas, soluciones de mojado, características de máquina, etc.) han interactuado para crear su aspecto final. El cliente espera que el producto sea perfecto, es decir, aquello que desea. También confía que cada copia impresa de todo el tiraje sea idéntica.
Hay pocos impresores que puedan realmente cumplir con estos objetivos de forma constante. La mayoría de los impresores consiguen los objetivos de vez en cuando y otros siempre tienen dificultades para obtenerlos. Tambiém, curiosamente, estos son los impresores que acostumbran a tener dificultades para obtener beneficios. ¿Nos hemos planteado porqué?
Si nosotros fuéramos los clientes esperaríamos recibir un producto perfectamente impreso cada vez. No obstante, los operarios del taller de impresión consideran que esto es prácticamente imposible. Así pues, lo que queremos exponer con este documento es que hemos de considerar las variables que intervienen en el tiraje offset y, además, unas expectativas realísticas por parte del cliente. Esto implica considerar cómo especificar y optimizar todas las variables de impresión de forma que se produzca exactamente lo que quiere el cliente. Finalmente, también se precisan formas de controlar la máquina de imprimir de manera que produzca unos impresos que tengan siempre el mismo aspecto. Parece imposible pero no lo es.
Normalmente el cliente quiere reproducciones en color que sean limpias e intensas, no de tipo mate y grises. Dicho de otra manera, se quieren colores intensos y saturados con unas zonas claras bien limpias y unos tonos medios que no pierdan detalles. Pero, además, se quiere que los colores habituales respondan a la realidad. La piel nunca debería ser tendencia al azul o al verde. La manzana ha de ser roja, la hierba ha de ser verde y el firmamento ha de ser azul. Unas rosas sucias, una hierba marrón o unos tejanos de color púrpura serán, lógicamente, inaceptables. Por otra parte, las cuatro separaciones de color deben estar en perfecto registro para disponer de un detalle nítido sin que queden imágenes borrosas. El cliente espera una reproducción en color que sea clara y limpia, como la impresión que tendría si estuviera viendo el objeto o la escena en persona.
¿Cómo se puede poner todo esto en palabras o mostrarle claramente el tema al operario para que entienda lo que quiere el cliente? ¿Cómo saber lo que espera el cliente en el impreso? ¿Se puede escribir en palabras o con mediciones lo que el cliente quiere? Realmente la única respuesta a cada una de estas preguntas es la misma: utilizar una prueba de color.
La prueba de color es la herramienta que utiliza el profesional de las artes gráficas para determinar lo que ha de ser el efecto deseado por el cliente. Una prueba de color, por tanto, debería ser una correspondencia exacta con lo que la máquina de imprimir puede producir. Cuando el cliente evalúa la prueba y se siente satisfecho con el color que allí aparece, pone su conforme, la firma y le incluye la fecha.
La prueba de color se convierte entonces en el estándar de color para ese tiraje. Es la referencia oficial que utiliza cualquier operario de producción para evaluar el tiraje, al menos visualmente. Cuando la prueba y la hoja de máquina coinciden, el cliente está satisfecho.
El cliente espera que el operario de la máquina pueda establecer la correspondencia con la prueba en lo que se refiere a contraste, saturación de color y equilibrio de color. La mayoría de profesionales pueden alcanzar el nivel en el que puedan comparar de forma crítica un producto impreso con la prueba de color para determinar si hay esa correspondencia exacta. Una vez que el operario ha llegado a ese nivel de profesionalidad, ha de poder ajustar la máquina y las condiciones de impresión de forma que la reproducción coincida con la prueba.
Para una correspondencia exacta, el operario no debería fiarse nunca tan sólo de sus ojos. Normalmente, el contraste puede observarse visualmente; la hoja de máquina se dobla sobre si misma y se compara lado a lado con la prueba de color para determinar si la máquina está ajustada correctamente.
Para determinar cuándo las tintas de impresión coinciden en tono e intensidad con los colores de la prueba, la prueba y el producto impreso se han de medir con un densitómetro y comparar.
Además, el impreso debería ser medido para determinar si los grises son neutros. Si se colocan zonas de control adicionales en algún punto de la hoja de máquina, se puede medir también el contraste. En cualquier caso, se ha de medir la ganancia de punto de la hoja de máquina para determinar si es correcta en esa combinación de tinta y papel.
Muchos impresores dicen que es imposible lo siguiente:
- Hacer una prueba que coincida con la hoja de máquina.
- Conseguir la correspondencia entre la hoja impresa y la prueba.
- Satisfacer al cliente.
Pero, para que esto se cumpla y se haga realidad, se han de cumplir lo siguientes condicionantes:
- La prueba se ha hecho con todos los medios para representar exactamente la imagen visual que producirá la máquina de imprimir.
- El cliente ha quedado satisfecho con la prueba. Muestra exactamente lo que espera que sea el tiraje que ha encargado.
- La máquina de imprimir se encuentra debidamente ajustada. Todas sus características de impresión disponen de equilibrio correcto de forma que puede reproducir el aspecto de la prueba.
- Se utilizará la máquina de imprimir de tal manera que, si cambia alguna variable, las otras se podrán ajustar y se podrá así recuperar el aspecto de los productos ya impresos.
- Se comparará la prueba y la hoja del tiraje, una al lado de la otra, para ver la correspondencia de color, bajo una iluminación estándar.
- El operario de la máquina tiene una visión del color correcta. Ha de poder hacer comparaciones exactas entre el impreso y la prueba.
- El operario de máquina tiene una visión del color correcta. Ha de poder hacer comparaciones exactas entre el impreso y la prueba.
- El operario de máquina sabe como utilizar el densitómetro y sabe lo que significan las lecturas que obtiene con él.
- El operario de la máquina de imprimir puede reconocer cualquier variación que haya en la máquina y en la reproducción impresa y sabe lo que ha de hacer para que los productos impresos mantengan su aspecto.
- El operario de máquina sabe qué características del impreso son las más importantes para mantener el aspecto, en caso de que, por cualquier razón, no se puedan controlar con exactitud todas las variables.
- El operario de máquina sabe qué características son las más críticas para cada cliente y en cada trabajo.
Los impresores de mayor calidad han sabido convertir en realidad todas esas situaciones. Si bien no estamos en un mundo perfecto, esos impresores entienden como identificar, medir y controlar las variables y saben cómo utilizar las herramientas para obtener un producto constante y de la más alta calidad.
Fuente: RCC Casals Consultants, S.A.
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