¿Tiene significado aún hablar de impresión digital?

Si intentamos definir la expresión «impresión digital», la tarea no resulta nada simple puesto que se mezclan conceptos, prácticas y tecnologías. Aún fue peor al principio, cuando se habló de «impresión electrónica».

En cierto sentido, el hecho de dividir los mediotonos en puntos con tinta y áreas sin tinta podría definirse como una reproducción digital en el sentido de «si o no» a la presencia de tinta en cada punto. Si lo de digital se refiere a que se tiene la imagen expresada en forma digital hasta llegar a la máquina, esto ya se cumple en cualquier proceso de impresión.

Incluso está perdiendo validez la expresión «impresión según demanda» o «impresión bajo demanda». Si el cliente precisa 500 ejemplares, esa impresión «según demanda» se realizará posiblemente en offset. Por tanto, en este caso se trata más de una actitud de mercado que de una técnica o conjunto de técnicas.

Lo primero que podemos deducir de todo ello es que la verdadera transformación del sector reside en la autoría (por medio del ordenador) y en la preimpresión, cuyo proceso es totalmente digital.

Si queremos definir la impresión digital como la ausencia de forma impresora, entonces deberíamos descartar la electrofotografía (o la xerografía), puesto que existe un tambor receptor de la exposición y del toner que actúa en la transferencia como si realmente fuera una forma impresora. Estrictamente, no se puede decir que este proceso sea «el ordenador al papel».

Tengamos en cuenta, además, que acabaremos teniendo algún día las máquinas de impresión como las actuales de offset pero sin forma impresora.

Realmente, la división de la actividad de salida gráfica entre tecnologías analógicas y tecnologías digitales ya no tiene sentido. Lo que hasta ahora llamábamos «impresión digital», no es más que un conjunto de tecnologías de impresión que vienen a unirse a las que ya teníamos y que hemos estado describiendo como «analógicas». De hecho, partimos de toda una preimpresión digital (que tendremos que acabar llamando «premedia») y, después, alguna tecnología que compatibiliza la información digital obtenida con el mecanismo de creación de imagen en el papel. Y, además, necesitamos, con mayor o menor sofisticación, los mecanismos necesarios para el transporte del papel a través de la máquina.

El concepto de «premedia», entendiendo como «media» el tipo de sistema de salida de la información, supone realizar lo que hasta ahora considerábamos la preimpresión de manera que, al final del proceso, el contenido del documento sea válido para cualquiera de los procesos de comunicación y, entonces, sólo podremos hablar de tecnología de salido y no tanto en origen (digital o analógico) o incluso, aplicación (impresión convencional o impresión según demanda). Esto facilitará las dudas actuales que tenemos en la clasificación de algunos sistemas (por ejemplo, inkjet) como impresión digital o no. Se hablará por tanto, de cada una de las tecnologías de salida como pueden ser el offset, la flexografía, el huecograbado, la serigrafía, la electrofotogerafía, el inkjet, la tampografía, medios digitales (como el DVD o incluso «en la nube»), multimedia, web, etc.

Será lógico que las empresas de servicios gráficos se vayan agrupando por microsegmentos de mercado a los que sirven y, no tanto, por proceso que utilizan. En algunos casos, quizás el cliente (usuario del servicio gráfico) decidirá el proceso con el que quiere su reproducción. Pero, cada vez más, simplemente pedirá el producto que desea y será la empresa de servicios gráficos la que escogerá, según criterios específicos, el proceso a seguir para obtener un mismo resultado en la reproducción.

Y recordemos que estamos tan sólo en el inicio de condicionar la elección del proceso gráfico en función de aspectos tan simplistas como la longitud del tiraje, la calidad, etc. Probablemente, habrá toda una serie de condicionantes o parámetros que, entre otros, serán los siguientes:

  • Formato
  • Tipo de soporte (papel, plástico, magnético, etc)
  • Aplicabilidad posterior (hoja, bobina, autoadhesivo, lectura digital, etc)
  • Plazo de entrega
  • Conveniencia del tipo de servicio (proximidad, interacción con el cliente)
  • Precio
  • Tipo de distribución posible del producto (imprimir y distribuir, distribuir e imprimir, distribución electróncia, etc.)
  • Longitud del tiraje
  • Tipo de acabado (encuadernación, bobina, etc)
  • Calidad (según precisen los otros parámetros)
  • Permanencia de la imagen
  • etc

Fuente: RCC Casals Consultants, S.A.